Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en la gran https://poppiewbyl200118.blogrenanda.com/45243258/crónica-del-incidente-zidane-materazzi